viernes, 14 de junio de 2013

Entre dos orillas discurre la psiquiatría




G. Lanteri-Laura


"Lanteri-Laura dice que la psiquiatría surge de una doble subordinación:  por un lado, a las representaciones sociales de la locura, que toda época tiene -incluso aquellas que no tenían psiquiatría, tenían representaciones sociales de la locura-; y por otro lado, a la medicina de la época. Define la psiquiatría justamente como una reducción de esas ideas, de esas representaciones, reducción que opera dicha medicina, pero que la opera de acuerdo con aquello de lo que puede dar cuenta. La frase de Lanteri-Laura es: 'La psiquiatría se constituye como la disciplina que a partir de las representaciones sociales de la locura opera una reducción a aquello de lo que puede pretender dar cuenta la medicina'. Con lo cual tenemos algunos peligros: un peligro y su contrapartida, si olvidamos esta doble subordinación. Por un lado, el olvidar que se trata de una reducción de las representaciones sociales de la locura: es una reducción, una manera de atrapar el hecho patológico. Por el otro lado, desconocer qué medicina realiza la reducción. "(...)
"Primero hablemos de los peligros: el peligro más evidente es el de absolutización, es decir, el de creer que los psiquiatras podemos tomar lo que entendemos por la locura como toda la locura, lo que la sociedad entiende por locura.  Esto no es nada moderno. Hay un fragmento de Pinel, que también subraya Lanteri-Laura, que dice: 'La feliz influencia que el estudio de otras ciencias ejercieron este último tiempo sobre la medicina, no puede seguir permitiéndonos dar también a la alienación el nombre general de locura...', 'la locura puede tener una latitud indeterminada y extenderse sobre todos los errores y las aberraciones a las que la especie humana es susceptible, lo que merced a la debilidad del hombre y su depravación, ya serían ilimitadas. ¿No habría pues, que comprender en esta división todas las ideas falsas e inexactas que nos formamos de los objetos, todos los errores destacados de la imaginación y del juicio, todo lo que irrita o provoca deseos fantásticos? Esto sería entonces erigirse en censor supremo de la vida privada y pública  de los hombres. Abrazar en estos modos de ver la historia, la moral y la política e incluso las ciencias físicas, cuyo dominio ha sido tan a menudo infestado por brillantes sutilezas y ensoñaciones."
"Esto lo dice Pinel, y a lo que alude es al psiquiatra transformado en censor más que en agente de cura. Hay un peligro de reducción absoluto. Si pensamos en la actualidad, incluso también a fines del siglo XIX, se podría pensar afuera buena parte del sufrimiento. Hoy en día hablamos de medicalizar, erróneamente, es decir, no lidiar con las singularidades. Habría una serie de factores que más que en la dirección de la cura, van en dirección de ser censor. Por supuesto, censor, incluso en algunos momentos, es una palabra muy leve. Un agente puede ser mucho más problemático que ser simplemente censor. El otro peligro es la contrapartida de esto, es decir, la reacción que se produce desde la sociedad o desde lo social, que es aquello contra lo cual advertía Henri Ey: el decir no hay ninguna patología, ninguna enfermedad y los psiquiatras sólo sirven al autoritarismo de turno. Esa es la otra reacción, también extrema y prejuiciosa. Ambas olvidan esta definición de la psiquiatría que pretende poner en juego Lanteri-Laura: la doble subordinación."


Fantín JC. Empirismo ingenuo y evidencia en la medicina actual.
En: Vaschetto E (comp.) Epistemología y psiquiatría. Relaciones peligrosas. 
Buenos  Aires: Polemos; 2012.




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ENLACE:

- Arnáiz RE. Georges Lanteri-Laura (1930-2004): El camino de un maestro. FRENIA. 2005; Vol. V, No. 1: 153-164. (PDF)


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