miércoles, 13 de mayo de 2009

"El loco", de Gibran Khalil Gibran





El poeta Gibran Khalil Gibran a los 13 años de edad.



Gibran Khalil Gibran nació el 6 de enero de 1883 en Bécharre, Líbano. Al empezar su adolescencia se trasladó a los Estados Unidos con su familia aunque posteriormente retornó por temporadas a su lar natal, además de largos de efectuar largos periplos por ciudades del Viejo Continente, donde amalgamó una exquisita formación artística y humanística con la mejor tradición filosófica árabe de sus ancestros. Cultivó la pintura, el verso, el periodismo, la narrativa y la prosa poética. Falleció sin descendencia y tuberculoso a los 48 años en Nueva York pero sus restos reposan en Beirut, Líbano.

Su obra más famosa, El Profeta (The Prophet), apareció en 1923 y lo catapultó al reconocimiento público y la profusa traducción de su obra. Había comenzado su redacción cuando contaba 15 años y vivía en Oriente. Su primera obra redactada en inglés, sin embargo, fue El Loco (The Madman) aparecida en 1918.

La obra de Khalil Gibrán se caracteriza por un delicado misticismo y la búsqueda perenne, a través de la reflexión poética, de los veneros prístinos de la naturaleza humana. Su diáfana prosa y la profundidad de sus motivos permiten su permanente actualidad en desafío al tiempo y las fronteras.


El poeta en su edad madura.


A continuación, transcribimos algunos fragmentos de El Loco:

EL SEPULTURERO

Una vez, mientras yo estaba enterrando a uno de mis egos, se acercó a mí el sepulturero, para decirme:

-De todos los que vienen aquí a enterrar a sus egos muertos, sólo tú me eres simpático.
-Me halagas mucho -le repliqué-; pero, ¿por qué te inspiro tanta simpatía?
-Porque todos llegan aquí llorando -me contestó el sepulturero-, y se van llorando; sólo tú llegas riendo, y te marchas riendo, cada vez.


EL OJO

Un día dijo el Ojo:
-Más allá de estos valles veo una montaña envuelta en azul velo de niebla. ¿No es hermosa?

El Oído oyó esto, y tras escuchar atentamente otro rato, dijo:
-Pero; ¿dónde está esa montaña? No la oigo...


Luego, la Mano habló, y dijo:
-En vano trato de sentirla o tocarla; no encuentro ninguna montaña.

Y la Nariz dijo:
-No hay ninguna montaña por aquí; no la huelo.


Luego, el Ojo se volvió hacia el otro lado, y los demás sentidos empezaron a murmurar de la extraña alucinación del Ojo. Y decían entre sí: " ¡Algo debe de andar mal en el Ojo!"





DIJO UNA HOJA DE HIERBA


Dijo una mata de hierba a una hoja de otoño:


- ¡Al caer haces tanto ruido, que espantas a todos mis sueños invernales!
-Ser de baja cuna y de miserable morada -dijo la hoja, indignada-, ser malhumorado y sin canto: ¡tú no vives en la región alta del aire, y desconoces el sonido del canto!
Luego, la hoja de otoño cayó sobre la tierra, y se durmió. Y al llegar la primavera, la hoja despertó nuevamente, y se convirtió en una mata de hierba.

Y cuando el otoño llegó, y la mata de hierba comenzó a adormecerse con el sueño invernal, las hojas del otoño, meciéndose en el viento, iban cayendo sobre ella. Entonces se dijo, enojada: "¡Ah, estas hojas de otoño! ¡Cuánto ruido hacen! ¡Espantan a todos mis sueños invernales!"





EL DIOS BUENO Y EL DIOS MALO
El Dios Bueno y el Dios Malo se entrevistaron en la cima de la montaña.


-Buenos días, hermano -dijo el Dios Bueno. El Dios Malo no contestó el saludo.

El Dios Bueno prosiguió:
-Estás hoy de mal humor.
-Sí -dijo el Dios Malo-, porque últimamente me confunden contigo, me llaman por tu nombre y me tratan como si fuera tú, y esto me desagrada mucho.
-Pues has de saber que también a mi me han llamado por tu nombre -dijo el Dios Bueno.


Al oir esto, el Dios Malo siguió su camino, y se fue maldiciendo la estupidez de los hombres.






LAS DOS JAULAS
En el jardín de mi padre hay dos jaulas. En una está encerrado un león, que los esclavos de mi padre trajeron del desierto de Ninavah; en la otra vive un gorrión que no canta. Al amanecer, todos los días, el gorrión le dice al león:


-Buenos días, hermano prisionero.



El poeta en sus años postreros.



En nuestro medio, en la década de 1970, el notable psiquiatra, escritor y maestro Carlos Alberto Seguín, sobrino de Honorio Delgado y su conspicuo adversario intelectual, fue autor de una clásica traducción de El Profeta. Inclusive de su pluma obtuvimos una delicada paráfrasis inspirada en Khalil Gibran, que se publicó a manera de colofón a la edición peruana de El Profeta. A continuación transcribimos, de Seguín, El adiós:



"Entonces, un hombre y una mujer tomados de la mano y con lágrimas en los ojos, se acercaron y le dijeron: Háblanos del Adiós.
Y él mirándolos con ternura infinita, respondió:
Así como no os encontráis cuando se encuentran vuestras manos o se mezclan vuestras voces.
Sino cuando vuestros corazones se unen y vuestros espíritus se hablan. Así, no os separáis cuando partís materialmente o cuando vuestras miradas se buscan sin lograr hallarse o cuando vuestras manos no pueden darse mutuamente calor.
Sino cuando un muro se levanta entre vuestros corazones y cuando
vuestros espíritus no hablan ya más la misma lengua.

El pájaro besa suavemente la flor por un momento y luego se confunde con el cielo.
Y, sin embargo, ha dejado en los pétalos el corazón del fruto del mañana.
El río toca las raíces de la planta que en él se refleja y sigue su curso.
Y, sin embargo, su agua quedará en el árbol y se hará calor y perfume en sus flores.
Así, si os habéis encontrado de verdad, si vuestras almas se han fundido como el agua y el árbol, el espacio y el tiempo no pueden separaros, porque lo mejor del uno florecerá en el otro a través de las primaveras.
Y el agua del río, hecha savia en el árbol, se elevará con él en un cántico de gracias hacia el cielo.

Y cuando, en un futuro próximo o lejano, las manos del Destino os pongan de nuevo frente a frente.
No diréis: "Te perdí y vuelvo a encontrarte".
Sino: "Fuiste un sueño que vivió en mí para convertirse en realidad".
Y, si habéis vivido, a pesar de la distancia y el tiempo, unidos el uno al otro.
Vuestro reencuentro no será el del viajero que vuelve a su ciudad y la encuentra cambiada.
Sino como el de aquel que besó los capullos de su jardín un atardecer, soñó con ellos durante la noche y, al despertar, los vió, con gozo, convertidos en flores;
O como el del que cerró un momento los ojos velados por las lágrimas y, al volver a abrirlos, halló al ser amado más bello, más puro y más suyo.
En verdad os digo que el adiós no existe:
Si se pronuncia entre dos seres que nunca se encontraron, es una palabra innecesaria;
Si se dice entre dos que fueron uno, es una palabra sin sentido.

Porque, en el mundo real del espíritu, solo hay encuentros y nunca despedidas.
Y porque el recuerdo del ser amado crece en el alma con la distancia como el eco en las montañas del crepúsculo."





C. A. Seguín (1907-1995)




ENLACES:

- Algunas obras de Khalil Gibran en español.

- Página de origen libanés sobre el poeta.


Referencia:

- Khalil Gibrán. El Profeta. Traducción de C. A. Seguín. P. L. Villanueva Editor. Lima, 1979.

4 comentarios:

sin pepas pero con poemas dijo...

¿Sabes Lizardo? creo que deberías abrir un blog de poemas y relatos aparte de éste. El mundo de la siquiatría (sin la muda delante) es un poco como retorcido para mí, me da como miedo. Quisiera seguir entrando como lo vengo haciendo desde que conocí tu blog, pero con la secreta esperanza de encontrar al poeta, las palabras con que matizas tus encabezados y no al siquiatra, con vocabulario técnico y referencia a las pepas de las que huyo como del mismo demonio.

La parte anecdótica de todo esto es que cuando leí El profeta, El adiós fue el que más me agradó. Había olvidado el nombre del autor y saber que es peruano me da una alegría indescriptible. A juzgar por la mención de solamente el año de nacimiento, presumo que sigue vivo, sería maravilloso saber de otras obras suyas, creo que no he leído nada suyo, a menos que me pase lo mismo que con éste, que lo leí pero no recordaba su nombre, me pasa seguido.

El rostro del poeta libanés se me antoja muy similar a uno de nuestros escritores peruanos, claro que refleja mucha paz que la suya. En la última foto me parece muy envejecido para 48 años.

Gracias por compartir estos poemas. Espero que sigas escribiendo.

sin pepas pero con poemas dijo...

!Oooops! sí indicaste fecha de fallecimiento, sorry, no vi bien, lo lamento mucho.

Lizardo Cruzado dijo...

Gracias por las sugerencias.

solo con poemas dijo...

Si te decides a hacerlo, deja el link para llegar sin caerme.