lunes, 20 de abril de 2009

Dos libros sobre fanatismo y moralina



En estos días se ha organizado una feria de libros en el cono norte de nuestra ciudad -una zona pujante pero usualmente ninguneada al punto que sus habitantes, a decir del poeta Antonio Cisneros, son llamados plebeyamente "pobladores del cono norte" mientras que a los miraflorinos se les denomina elegantemente "vecinos de Miraflores", por ejemplo-. Allí tuvimos el hallazgo de, entre otros, dos libros muy recomendables: "El erotómano - La vida secreta de Henry Spencer Ashbee", de Ian Gibson, una historia de la sexualidad de la Inglaterra victoriana a través de la biografía de este caballero burgués y sus apetencias ocultas. Transcribimos párrafos de la introducción:




"A la Inglaterra del siglo XIX le cayó encima una tragedia. Y es que, bajo el larguísimo reinado de Victoria (1834-1900), un prolongado ataque de puritanismo acabó con el desenfado sexual de anteriores épocas. Lo hizo con tanta eficacia, además, que, muerta la reina, a los ingleses les costaría sesenta años empezar a romper con las secuelas más nocivas de aquel periodo. No se debería olvidar una fecha clave en tal evolución: 1960, año en que se liberó por fin de las garras de la justicia inglesa la novela El amante de Lady Chatterley, de Lawrence, escrita décadas antes."

(...)

"Los de mi generación todavía recuerdan con jolgorio el día en que, poco después del proceso de Lady Chatterley, creo, el escritor, crítico teatral y taurófilo Kenneth Tynan, tipo irónico y jocoso donde los hubiera, soltó por primera vez en la televisión pública británica, la BBC, la palabra fuck (joder), tan celebrada por la novela de Lawrence, que quería devolverla a su dignidad. La nación casi se vino abajo, pues si "joder" tiene su consabida fuerza en español, su equivalente inglés, por haber sido proscrito durante casi siglo y medio, la tenía mucho más. Era, de hecho, el más prohibido de una lista de términos y tacos considerados poco menos que nefandos por los británicos 'bien pensantes'."

"En la época victoriana no sólo se pusieron de moda los eufemismos y rodeos léxicos sino que estos se convirtieron en manera de ser. Las cosas que no se podían nombrar se llamaban genéricamente
unmentionables (no mencionables) o indescribables (indescribibles). Llegó a ser impensable utilizar en sociedad la palabra leg (pierna), breast o su plural breasts (seno, pechos) -había que decir bossom, y ni eso- o bottom (culo). Para que nadie ni pensara en las piernas, las de los pianos (piano legs) se disfrazaban a veces con telas . Según el investigador G. Rattray Taylor, era incluso inaceptable preguntarle a una mujer en una cena: "May I serve you a leg of chicken?"
("¿Le puedo servir una pierna de pollo?")

"Otro ejemplo. No se podía decir
trousers (pantalones), era demasiado crudo. Mejor, pues, femoral habilments (prendas femorales)."

Hasta aquí la cita de Gibson. El libro es bellamente editado, de tapa dura y con ilustraciones. A lo largo de sus más de 300 páginas nos es prometido un vergel de deliciosas revelaciones.



El otro libro es más duro -aunque su edición es rústica- y su carátula aparece arriba. 'Por mandato del cielo' es una autorizada investigación periodística sobre un asesinato doble -degollamiento de una madre y su bebe de un año de edad- en el lejano oeste de los Estados Unidos que sirve de pretexto para una una investigación minuciosa sobre el fanatismo religioso en la tierra del Tío Sam. Tales fundamentalismos místicos no son privativos de sociedades mahometanas cuasi tribales como podría pensarse, en absoluto, sino que precisamente en Norteamérica pueden hallarse equivalentes a los de talibanes y 'ayatolahs'. Este libro se halla al nivel de "A sangre fría" de Truman Capote y "La canción del verdugo" de Norman Mailer, otros famosos reportajes literarios sobre sonados homicidios. Reproducimos algunos fragmentos del prólogo de 'Por mandato del cielo':


"Existe un costado oscuro en la devoción religiosa frecuentemente ignorado o negado. Como medio para motivar a la gente a ser cruel e inhumana -como manera de incitar al mal, si utilizamos el lenguaje devocional- no hay fuerza más poderosa que al religión. Cuando el tema de los crímenes de inspiración religiosa sale a la luz, muchos estadounidenses piensan inmediatamente en el fundamentalismo islámico, lo cual es esperable dados los ataques del 11 de setiembre en Nueva York y Washington. Pero los hombres han estado coemtiendo crímenes horrendos en nombre de Dios desde que la humanidad comenzó a creer en las divinidades, y los extremismos existen en todas las religiones. Mahoma no es el único profeta cuyas palabras han sido utilizadas para justificar la barbarie; la historia no carece de cristianos, judíos, hindúes, sikhs, e incluso budistas que han sido inspirados por las escrituras para sacrificar a inocentes. Muchos entre estos extremistas religiosos han sido estadounidenses nacidos y criados en este país."


"La violencia de base religiosa estaba presente mucho antes de Osama bin Laden, y seguirá entre nosotros mucho después de su desaparición. (...) En cualquier empresa humana, un segmento de sus practicantes será motivado a seguir dichas actividades con tanta concentración y pasión que éstas lo consumirán por completo. Uno no tiene más que ver a los individuos que sienten la compulsión de convertirse en concertistas de piano, o en escaladores del monte Everest. Para algunos, la tierra de los extremos ejerce una fascinación irresistible. Y un cierto porcentaje de tales fanáticos se concentrará, inevitablemente, en cuestiones espirituales."

"El fanático puede estar exteriormente motivado por la anticipación de una gran recompensa al otro lado -riquezas, fama, salvación eterna- pero la verdadera recompensa es, tal vez, la misma obsesión. Eso no es menos cierto para el fanático religioso que para el pianista o el montañista fanático. Como resultado de su fijación, su existencia desborda de sentido. La ambigüedad desaparece para la cosmovisión del fanático; una sensación de certeza narcisista desplaza toda duda. Una furia deliciosa acelera su pulso, atizado por los defectos y pecados de los mortales, quienes están ensuciando el mundo dondequiera que dirija su mirada. Su perspectiva es estrecha hasta que los últimos restos de proporción desaparecen de su vida. A través de la falta de mesura, experimenta algo parecido al éxtasis."

"A pesar de que los lejanos territorios del extremismo pueden ejercer una atracción intoxicante en los individuos susceptibles, el extremismo parece ser especialmente prevalente entre aquellos que por su temperamento o educación se inclinan hacia objetivos religiosos. La fe es la antítesis de la razón, la falta de juicio es un componente crucial para la devoción espiritual. Y cuando los fanáticos religiosos reemplazan al raciocinio, todo vale, cualquier cosa puede suceder. El sentido común no es adversario para la voz de Dios..."

Recomendados están. Tales libros pueden ser hallados en el stand de RIGUSE al módico precio de 20 lucas cada uno. Imperdibles ciertamente. Acabamos con una cita de W. B. Yeats, incluída como epígrafe en el último libro reseñado y que es una invitación para pensar:

"Los mejores carecen de toda convicción, mientras que los peores
Rebosan de apasionada intensidad"



Afiche de la plebeya feria.

1 comentario:

LA VIA dijo...

Hoy en dia a los pobladores humildes se les llama tierruos, plebe, a los encopetados se les llama rico, vecinos con infulas de grandezas.

Pues si, en la epoca Victoriana ambos sexos fornicaban en secreto, ritual de amores donde ambas partes veian crecer los cuernos, otros le llamaban locura para solapar la fornicacion en secreto.

El fanatismo religioso siempre ha llevado a la gente al lado oscuro de las creencias y la misma religion, arrastrandoles al suicidio mediante una locura momentanea llevada por una crisis nerviosa, donde se ven suicidios masivos por creer de manera ciega en extraterrestre o en espera de una comunicacion con estos, juegos endemoniados propias del fanatismo dejandonos ver el crimen masivo por gas letal en una casa o sotano encerrado, provocando luego investigacion de los actores intelectuales y materiales del hecho.

* No creo que los mejores carecen de toda conviccion, diria que estos tienen conciencia y principios, guardan distancia

* Los peores rebosan de apasionada intensidad, no lo que pasa que la ignorancia les lleva al desenfreno y terminan en el laberinto de pasiones.